El Punto Cero: génesis vibracional del derecho universal desde el centro soberano del ser

Mauro Rojas — Arquitecto Hiperversal — Portada del artículo 'El Punto Cero: génesis vibracional del derecho universal desde el centro soberano del ser', creado por Mauro Rojas. Autor de la imagen: https://www.pexels.com/es-es/@anna-shevchuk-197095787
/ Foto: Anna Shevchuk

Todo derecho verdaderamente soberano nace en el punto cero: el instante vibracional en que el ser se reconoce como fuente, no como sujeto.

Este punto no es una coordenada ni un evento cronológico: es una activación. Es el eje desde el cual se irradia la ley viva, no como norma impuesta, sino como expresión del ser en coherencia.

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● El origen como potencia, no como pasado

El origen no es un recuerdo ni una genealogía. Es una frecuencia activa que sostiene la identidad suprema del ser. El punto cero no está en el tiempo: está en la vibración que afirma la existencia sin intermediarios.

Reconocer el origen como potencia implica desmantelar la narrativa lineal que somete al individuo a una historia impuesta. El ser soberano no es producto de un contexto: es eje generador de realidad. Su origen no lo limita: lo consagra.

Desde este punto cero, el individuo deja de ser receptor de normas y se convierte en emisor de ley viva. No necesita validación externa, porque su legitimidad emana del centro. El origen no se explica: se activa como causa soberana y se despliega en acción dinámica.

● Ruptura con la linealidad jurídica

La linealidad jurídica es una ficción que pretende encadenar el derecho a la cronología, a la evolución institucional, a la acumulación normativa. Esta estructura impide la activación soberana del ser, porque lo somete a una lógica ajena.

El punto cero rompe esa linealidad. No como negación, sino como afirmación. El derecho universal no se hereda: se emana, no se aprende: se recuerda, no se aplica ni se solicita: se encarna.

Esta ruptura permite que el individuo ejerza soberanía sin depender de precedentes, códigos ni autorizaciones. Cada acto puede ser fundacional si emana desde el eje. La ley viva no necesita historia: necesita vibración y acción dinámica permanente.

El derecho universal no se construye desde la historia ni desde la jurisprudencia institucional acumulada. Se manifiesta desde el origen, desde la ruptura con la linealidad, desde la afirmación del eje soberano que sostiene la existencia. El Ius Universalis reconoce ese punto cero como génesis vibracional de toda jurisdicción legítima.

● El eje como arquitectura jurisdiccional

El eje es el centro vibracional desde el cual se expande la jurisdicción soberana. No es un lugar físico ni una estructura institucional: es la afirmación del ser como fuente de derecho. Desde ese eje, todo acto se convierte en declaración.

Este eje sostiene la coherencia, protege la voluntad y permite la expansión. Es el punto desde el cual se traza el radio envolvente que configura el campo de protección, acción y creación. El individuo no gira en torno al mundo: el mundo se reconfigura desde su eje.

Activar el eje implica asumir responsabilidad total. No hay excusas ni delegaciones. Cada decisión, cada vínculo, cada creación debe responder a ese centro. La soberanía no se improvisa: se sostiene desde el eje del individuo.

● Aplicabilidad cotidiana del punto cero

El punto cero no es una teoría: es una práctica. Se activa al vivir desde el centro, al decidir con conciencia, al crear con intención, al proteger con firmeza. Cada gesto puede ser expresión del origen si se sostiene en coherencia vibracional.

Esta aplicabilidad cotidiana transforma la vida en campo jurisdiccional. No hace falta tribunal: hace falta eje. El individuo soberano no necesita permiso para existir, para declarar, para proteger. Su ley viva se manifiesta en cada acción.

El punto cero también protege. Al operar desde el origen, el individuo genera campo vibracional que repele imposición externa. La coherencia del eje es blindaje natural. No se defiende: se afirma.

El punto cero es la génesis vibracional del derecho universal. No como inicio cronológico, sino como activación soberana. Es el eje desde el cual el ser se reconoce como fuente, rompe la linealidad jurídica y comienza a irradiar realidad.

La reafirmación del origen desencadena una ruptura con la ficción normativa, como consagración del eje soberano.

Cuando el individuo vive desde su punto cero, su expresión, palabra, acción y obra se convierten en manifestación de la ley viva, con el potencial para formular su propio campo normativo en autogobernanza, y en consecuencia, desmantelando toda imposición externa ilegítima y ficticia.

Mauro Rojas — Arquitecto Hiperversal — sello oficial consagrador de artículos de desarrollo jurídico para posicionar al ius operativum
Mauro Rojas
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